31/5/09

Mañana voy a sentarme en un banco a mirar a la gente, como cuando nos emborrachábamos en Dublín nada más salir del trabajo, y pasábamos horas observándola, atontados, absortos, ebrios de compañía. Y luego nos besábamos y volvíamos a casa despacito.

P.D. No tengo suerte con los flexos, tampoco con los reproductores de DVD.

1 comentario:

  1. Nunca hallé las claves de mi encierro pero en él, en sus interrogantes, me refugié definiendo a mi musa para que esa condena fuera a espaldas de mi soledad. Huí engañando a mi cerebro de la realidad que me sometía y construí en un pensamiento lineal la sábana que me permitía fugarme cada noche hasta regresar exhausto al amanecer.
    Pero me sumergí en una espiral demasiado profunda, siempre cerca de su centro, de ella y en ese naufragio consentido plegué las velas y dejé que la inercia me hiciera desaparecer para siempre en la nostalgia.
    -Cariño, estás muy callado...

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