16/12/09

El tocino y la velocidad o "La operación me ha cambiado la vida, ahora voy a intentar tener otro hijo"

Vuelvo a casa de mala hostia. Una rueda de prensa de David Bisbal tiene la culpa. Cuando llego al teatro, está la plaza abarrotada. Entro, me piden el pase de prensa en repetidas ocasiones. Doy vueltas por el anfiteatro, no localizo la sala de prensa. Hay mucha gente nerviosa en los pasillos. Seguratas. Niñatas de un club de fan. Llego por fin a mi destino a las 20:05. La rueda de prensa más importante del año ha empezado puntual. Me he perdido cinco minutos de paja. Llego justo para oír a Pobre Soplagaitas dar las gracias por lo bien que lo han tratado. Comenta que ha visto muchas chicas guapas durante el día. La gente (periodistas todos) está anonadada. Casi se le cae la baba. Flipo. Es el turno de la alcaldesa. Suelta su verborrea barata. Me pongo de mala leche. Luego, la pava de Diputación le regala unos reyes magos en miniatura, alegando que "ésta es la tierra del juguete". Me entero de que Pobre Soplagaitas va a ser padre. Los periodistas aplauden ensimismados, a punto de llegar al orgasmo. Me siento fuera de lugar. Me da vergüenza ajena. La situación me entristece y enerva a partes iguales, estoy deseando salir de allí.

¿Qué cojones nos está pasando? ¿Qué es toda esta mierda? ¿Adónde coño vamos a parar?

Llego a casa. Abro una bolsa de pipas. Enciendo el ordenador. Entro a El País. En portada, la ínclita y maravillosa Belén Esteban con su "la operación me ha cambiado la vida, ahora voy a intentar tener otro hijo".

Estamos perdidos.

4/12/09

Tengo una cena esta noche y los ojos muy hinchados

No tengo nada más que añadir.

Fingidores y fungicidas

Anoche entrevisté a un poeta tímido que nunca me miró a los ojos hasta que terminó la 'entrevista', entre comillas porque fue algo informal, en una tetería muy íntima, formada por las antiguas caballerizas de un palacio venido a menos. El poeta miraba al infinito, sosteniendo la grabadora con su mano derecha. A cada pregunta mía le seguía un gesto suyo, que yo a veces interpretaba a mi antojo. 'Vaya mierda de pregunta' o 'esto ya me lo han preguntado antes' podrían ser algunas de las interpretaciones. El poeta se relajó cuando apagué la grabadora y me tuvo una hora entera escuchando sus avatares diarios en un trabajo de administración con jefe inepto. Conserjes, limpiadoras, vacantes, gripe A, leyes, formularios, pendrives, usuarios con mucha cara, ..., el poeta tímido me ofreció todo lujo de detalles sobre su día a día en la administración. Creo que mantuve la compostura, y aunque a ratos he de confesar que desconectaba por completo de su monólogo, creo que fingí a la perfección que todo aquéllo me interesaba bastante.

Algunos poetas son frágiles. Otros son duros y egoístas. Pero los primeros, los frágiles, necesitan ser abrazados por alguien sensato y fuerte, que les prometa que todo va ir bien, que no tienen nada de qué preocuparse. Que entre la basura mundana hay trocitos que huelen a sonrisa, romero, calor y hierbabuena y que merecen mucho la pena.

Pagué los tes y nos despedimos en la puerta del palacio.

Llegué muy tarde a casa. Muy pesimista también.

Yo no creo que el poeta sea un fingidor. Aunque tampoco estoy muy segura, la verdad.