18/8/09

Neveras

Empiezo suspirando. Mal vamos.

Yo quería hablar hoy de cuatro negros esculturales que hacen toda clase de piruetas en la playa mientras juegan a las palas. Y de sus mujeres, todas blancas y fofas cuidando de niños cafés con leche. Y de sus neveras mágicas, de donde salen colas, cubitos, ron, bocatas, cervezas, y yo qué sé. También de mi madre, y su nevera playera de 540 kilos, llena de agua, melocotones, ciruelas, colas, acuarius y sandía cortada en trocitos. No estaría de más nombrar mis dos sandwiches integrales de jamón braseado, tomate y salami. Y esa niña tan preciosa que se paseaba de un lado para otro, con el estilo peculiar de los bebés, que parece que se vayan a caer en cualquier momento pero mantienen el tipo como borrachos orgullosos. También resaltaría la presencia de la señora oronda con melena sobaquil, las olas enfurecidas de hoy, mi espalda quemada a pesar de los pesares, el ser/estar/parecer inevitable, el aire acondicionado roto de mi coche y poco más.

Termino suspirando.